sábado, 31 de enero de 2009

Ruinas



Mi mundo se desmoronó... lentamente.... sin producir ruido alguno.... En mi mente los cimientos cayeron, se vinieron abajo, se desplomaron a mi alrededor. Y, en mitad de una nube de polvo, quedé resguardada. Cuando pude al fin, abrir los ojos y comtemplar la devastación que se extendía a mis pies.... hacia cualquier parte a la que mirara... Estaba vacía, vacía de todo sentimiento, vacía de recuerdos, de nombres, de imágenes. Estaba sola, helada en aquella noche sin estrellas que se presentaba eterna, tan eterna como el mismo cielo ínfimo que no brillaba hoy por mí. Era terrible aquel vacío, aquella angustía que me hacia estremecer.... querer huír... desaparecer.... no volver... jamás.... Y es el tiempo, el que dicen que cura... pero... ¿qué podía cicatrizar ya? ¿qué podía remediarlo? ¿quién?

Así que permanecí allí, entre ruinas, tal vez esperando fundirme con ellas, convertirme en roca... para siempre. Pero no fue así, algo continuó latiendo en mí, arrastrándome a la vida, aferrándome a un suspiro, haciéndome respirar una vez más, continuando con este letargo, con esta tortura, con la crueldad de la desdicha que se había apoderado de mi alma, aprisionándola.

Podía tocar mi cuerpo, cubierto de motitas de polvo, grises mis intenciones, gris mi piel, gris mi camino. Me decía en murmullos... "no puede ser así" porque sabía que debía haber color, color en algún lugar.... pero era tan desolador.... tan doloroso.... tanta la incertidumbre...

Eran mis ruinas, las de mi interior, las que me carcomían por dentro, las que me habían hecho perder la razón.