domingo, 22 de marzo de 2009

Cielo


En las nubes esponjosas
adiviné formas suaves.
Preciosos deseos de terrones de azúcar,
calmados sentimientos,
que clamaban tu voz
como así tus pensamientos.
Jaulas con barrotes de cristal.
Y el susurrar de un río trasparente


La inercia de la mano al caer sobre tu piel,
o el roce taciturno de tus labios sobre los míos.
El despliegue de la luz de la luna sobre nuestros pasos.
El andar incoherente de los pies sobre la acera.


Y el sonido de la lluvia al deslizarse alrededor.
Y el color anaranjado del amanecer,
que se torna violáceo al caer la noche,
que lentamente vuelve el cielo negro
para plagarlo de miles de motitas de luz.


Son solo palabras que brotan
de una memoria taimada por el paso del tiempo.
De los recuerdos que forman el alma de una persona,
de todas aquellas esencias que nos unieron
que fueron tuyas y mías
y que aún hoy lo son.


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